Desde el mármol de Miguel Ángel hasta los algoritmos del modelado 3D, la escultura siempre ha reflejado la tecnología de su época. Hoy en día, las herramientas digitales están redefiniendo el concepto de dar forma, fusionando la artesanía ancestral con la innovación más vanguardista.
Actualmente, los artistas utilizan escáneres 3D, software de modelado y máquinas CNC para dar vida a sus visiones. Sin embargo, incluso en esta era digital, la mano del escultor sigue siendo esencial. La traducción de la idea al objeto aún requiere intuición: la sensibilidad para comprender cómo se mueve la luz sobre una superficie o cómo interactúa el espacio con la forma.
El bronce y el mármol conviven con resina, plástico reciclado e incluso materiales generados a partir de datos. Cada pieza se convierte en un diálogo entre permanencia y transformación.
El futuro de la escultura no consiste en reemplazar la tradición, sino en expandirla. El cincel del artista se ha convertido en un lápiz óptico, pero el objetivo sigue siendo el mismo: dar forma a la emoción, la memoria y la imaginación humana.